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El Malecón de La Paz

Queridos lectores:

Con enorme satisfacción dedico este artículo a quien creo no merece pasemos de largo sin detenernos un momento en él y contemplarlo, más cuando acaban de celebrarse el pasado mes de mayo las fiestas de fundación del puerto de La Paz en su 478 aniversario.

A veces, y a mi me sucede con frecuencia, no prestamos la suficiente atención a la arquitectura costera, en particular al malecón, fabuloso marco para presenciar los atardeceres más espectaculares que he visto en mi vida.

La palabra malecón significa barrera o muro para contener las aguas del mar en un puerto. Sin embargo, y espero concuerden conmigo, este malecón es mucho más que un bordo de contención.

La Paz, B.C.S.

La ciudad y puerto de La Paz no siempre se llamó así. Cuando el 3 de mayo de 1535 Hernán Cortés pisó tierra peninsular, al tomar posesión de la bahía la llamó Puerto y Valle de la Santa Cruz, y fue hasta que el Almirante Sebastián Vizcaino, en 1596, por encargo del Rey de España, la rebautizara con el nombre que le conocemos.

A pesar de su pacífico nombre, no siempre ha predominado la tranquilidad en sus calles y muelles. En la historia, la ciudad ha tenido que soportar dos ocupaciones de tropas Estadounidenses en diferentes épocas. Una durante la intervención Norteamericana a México en 1846 y la segunda durante la Revolución Mexicana en el año de 1914.

Además, La Paz ha sido testigo de contradictorios desembarcos, desde famosas celebridades como la reina Isabel II de Inglaterra, el 22 de febrero de 1983 (según algunos historiadores, uno de los motivos principales de su visita fue para conocer de donde procedía la perla de la corona) hasta de indeseables visitantes, pues más de un pirata se alojó en sus cálidas playas y pequeñas bahías que les ofrecían el refugio perfecto. En especial los filibusteros de Inglaterra y los llamados pichilingues provenientes de Holanda, quienes dieron paso a varias leyendas famosas.

Frente al malecón, el cual se extiende por cinco kilómetros a largo de la costa, se encuentra un mar lleno de contrastes: se pueden observar en las marinas lujosos yates nacionales y de muchos países, así como también curiosos veleros y humildes barcas de pescadores que parecen estar flotando a la deriva, quienes ganan su sustento al salir de madrugada para conseguir el pescado que venden en los mercados locales.

El malecón tal y como lo conocemos tiene pocos años realmente de lucir así. Fue construido en los años veinte y tuvo pequeñas modificaciones que no alteraron su aspecto hasta los sesentas, cuando tiraron el antiguo kiosco y ampliaron para que fuera más de acuerdo a la época. Y hasta principios de este siglo empezaron las obras de remodelación, concluyendo el trabajo hace pocos años

Recuerdo cuando era niño el malecón era muy simple, solo consistía en una banqueta de no más de dos metros de ancho de cemento con unas equis formadas por piedra de color, la mayor parte en muy mal estado; roto y levantado por las raíces de los arboles. Sin embargo, aunque haya sido remodelado y ahora sea más vistoso y amplio, siempre ha tenido algo especial pues nunca ha dejado de ser centro de reunión y lugar de actividades. Ha visto la historia de parejas que lo recorrieron hasta ser ancianos, de niños, jóvenes y adultos y sus caminatas por él; de peticiones amorosas del ahora novio o esposo, y también de rupturas; del ciclista experto y los que apenas comienzan a andar; de patinadores en línea o con sus tablas de skate; y sobre todo, del famoso carnaval que año con año parece inmutable, pues he visto los mismos juegos y puestos desde la infancia.

En él han tenido presencia diversas manifestaciones artísticas, musicales y dramáticas. Se han presentado varios cantantes y bandas famosas de distintos géneros como Jaguares, Ha-Ash, Motel, Alejandra Guzmán, Margarita la diosa de la cumbia, Gloria Trevi, Yuridia, entre otros y también han tenido la oportunidad de darse a conocer las bandas locales. Se han montado muchas exposiciones y galerías en la explanada así como tianguis y mercados de venta de artesanías y bisutería. Esculturas de arena en la playa, perfomance de compañías de teatro y artistas independientes, en un sinfín de expresiones.

Es imposible no detenerse por la tarde a ver la puesta del sol cuando se pasea por el malecón. En especial, si el cielo se ve un poco cargado de nubes, se puede observar un grandioso espectáculo de una vasta gama de colores en contraste con las aguas del la bahía siempre calmas. Y al caer la noche estrellada, la luna se refleja en el mar como si fuera un espejo junto con las luces de los edificios, restaurantes, bares y antros.

Esculturas en el Malecón de La Paz

Las esculturas que ahora lucen a lo largo del malecón, hechas por diversos artistas, le dan un aire de modernidad y realzan la belleza a uno de los malecones más largos y bonitos de México. Formadas la mayoría en bronce, solo por  mencionar algunas, se encuentran las llamadas el cristo del mar, la paloma (de Juan Soriano), el viejo y el mar, paraíso del mar o mejor conocida por la sirena y el delfín; y tres de ellas, la mantarraya, los tiburones martillo y Jacques Costeau, son del reconocido escultor sudcaliforniano Manuel Salvador Rocha.

Record Guiness

Además, por si fuera poco, en la ciudad de La Paz se obtuvo el record Guiness al burrito más grande del mundo. Hecho de machaca de pescado y tortilla de harina, se le fue dando forma a lo largo del malecón desde las primeras horas de la mañana del 3 de noviembre del 2010. Todo fue organizado por la Cámara de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados de La Paz, y contó con la participación de la población en general.

Quisiera seguir hablando de tantas maravillas que faltan por mencionar en este paseo pero mejor los invito a que la próxima vez que vayan se den el tiempo de dialogar con él y dejar volar su imaginación pues es un malecón que tiene muchas historias que contarnos.

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